Título original: Maggie
Año: 2015
Nacionalidad: EEUU
Duración: 89 min.
Género: Drama, Suspense
Director: Henry Hobson
Guión:John Scott
Reparto: Arnold Schwarzenegger, Abigail Breslin, Joely Richardson, Laura Cayouette, Amy Brassette, Danamiss Gourrier y Aiden Flowers
Sinopsis
Una chica de dieciséis años, infectada por un caminante, tardará seis semanas en convertirse en uno de ellos; la progresiva transformación afectará, especialmente, a su padre, que mantiene su amor incondicional.
Valoración
Lo mejor: la osadía de Arnold Schwarzenegger, pese a no extrañar al haber aceptado a lo largo de su carrera todo tipo de papeles, de asumir la encarnación de un rol por el que se sabe será criticado antes de corroborarse su valía, siendo tan sorprendente su entrega como el hecho de que próximamente las musas de la célebre revista para adultos Playboy no vayan a posar en desnudos integrales al emocionar e incluso derramar alguna que otra lágrima, bajo la batuta de Henry Hobson, debutante en el séptimo arte al que se debe seguir muy de cerca; la minimalista recreación de una pequeña ciudad en cuarentena meses después del primer brote mundial de la epidemia viral necroambulis, leyes marciales y toques de queda de por medio, panorama postapocalíptico que se percibe tan desolador como cualquier pueblo en fechas no estivales; el efecto que el filme pretende, humanizar la figura del no muerto hasta considerarlo parte de la raza misma, se consuma merced a una cercanía interpretativa tan poderosa como la belleza visual de la producción, una mina de oro a explotar en la que hubieran sido precisos más trabajadores laburando para resultar un apartado excelso.
Lo peor: la infecciosa relación amorosa de la joven protagonista, y no porque la propia Abigail Breslin no dé lo mejor de sí misma sino porque se trata de un modo tan superficial y fugaz que no encuentra coartada; el proceso de descomposición que padece la anteriormente citada actriz, una anunciada y dolorosa transformación hacia la autodestrucción y el daño ajeno dividida en diferentes fases abarcadoras de seis a ocho semanas, apenas se reduce a prejuicioso dramatismo e instintiva promoción; el sosegado, que no pausado, ritmo de la cinta provocará que más de uno abandone el visionado prematuramente antes de que la característica propia de los contagiados plasmados, un elevado sentido del olfato, cobre especial relevancia para el desenlace de la trama.
Daniel Espinosa
Scherzo diabólico
(Adrián García, 2015)
Ficha técnica
Título original: Scherzo diabólico
Año: 2015
Nacionalidad: México
Duración: 87 min.
Género: Comedia, Suspense
Director:Adrián García
Guión: Adrián García
Reparto: Francisco Barreiro, Daniela Soto, Jorge Molina y Milena Pezzi
Sinopsis
Un contable que espera impaciente un ascenso decide acelerar el proceso y alcanzar la posición que, según él, merece más que nadie...
Valoración
Lo mejor: la ampliación de remotos conocimientos que uno se ve obligado a integrar en su consciencia a fin de entender el por qué del título que, tras la oportuna indagación informativa, resulta tratarse de una forma de composición propulsada por Ludwing Betthoven y Franz Schuberten, pese a que su inventor fue Joseph Haydn, en la que la pieza de música o movimiento de obra extensa tiene una connotación de importante informalidad, un tono cercano al disparate que concuerda con lo presentado por el autor de la película más allá de su formidable e inesperada trascendencia confusional, aunque los propósitos en ambos casos difieran tanto como su consumación, en el formato auditivo total y en el cinematográfico escaso; la crítica al abuso laboral a los mayores defensores de la empresa para la que trabajan con exiguo beneficio y aquí, concretamente, Francisco Barreiro, quien destaca entre el reparto al transmitir cómodamente la crisis global de una civilización que propone caos y desenfreno, locura y desinhibición, para poder escapar de una realidad en la que no está permitido desahogarse y la obligación no es otra que la de acumular tensiones y frustraciones hasta que la presión interna explosione; la armonía de los dos cientos segundos iniciales en los que una pieza para piano, repetida posteriormente hasta la saciedad con bastante adherencia argumental, inunda la pantalla de un sentimiento cuya emotividad es tan grande como la que despertará en las mentes más tórridas la fugaz imagen del seno mostrado en el minuto dieciocho, cuya perfección supera a la suma de los tres pares, además de este unitario, que se plasman de forma huronea y arbitráriamente espaciada.
Lo peor: el rosario de expresiones mexicanas como “huácala”, “qué pedo”, “pinche batos guei”, “chinga a tu madre”, “mi amol suena tu cel”, “ahorita” y demás diminutivos, por citar algunas y pidiendo disculpas de antemano si la escritura de las mismas no es la correcta, es tan irritante como meditar sobre por qué en cierta masacre no se oyen gritos, de hecho ni siquiera leves gemidos, y no encontrar inspiración razonada alguna; la obcecación, poco menos que obscena, de exhibir a las mujeres, con sumo machismo disfrazado de humor negro, como seres serviciales e interesados, dándose la precisa revelación actitudinal solamente cuando la obsesiva distracción pasional que perpetra el protagonista mientras escucha particulares melodías clásicas cadavéricamente enmascarado acontece, y no a modo de justo resarcimiento sino como corporeidad del místico seguimiento de los pecados que uno comete y acaban castigando, una creencia muy defendida por quienes creen en la justicia divina que sólo consuela a quien quiere; la llave del sueño, recurrida cual desconexión pasajera de un psicópata cuyas perversiones abusivas son promovidas por la ambición empresarial, el poder posicional y el sexo vital, es tan poco legítima como el cautiverio de determinada joven, comunicándose su captor con ella mediante mensajes criptográficos logrando enervarla y enfurecerla hasta desear su ejecución, algo arbitrariamente entendible pero no que también ansíe la de quienes comparten gustos polifónicos por más trauma que cobije y repentinas aficiones deportivas defienda.
Daniel Espinosa
Seven
(David Fincher, 1995)
Ficha técnica
Título original: Se7en
Año: 1995
Nacionalidad: EEUU
Duración: 117 min.
Género: Acción, Suspense
Director: David Fincher
Guión:Andrew Walker
Reparto: Brad Pitt, Morgan Freeman, Gwyneth Paltrow, Kevin Spacey, John Ginley, Richard Roundtree, Lee Ermey, Leland Orser y Richard Schiff
Sinopsis
Un veterano teniente del departamento de homicidios está a punto de jubilarse y ser reemplazado por un ambicioso e impulsivo detective; ambos tendrán que colaborar en la resolución de una serie de asesinatos cuya base trasciende el plano terrenal para situarse en uno superior...
Valoración
Lo mejor: la mística relación entre los siete pecados capitales, a saber, gula, avaricia, pereza, ira, soberbia, lujuria y envidia, y los cuerpos de las víctimas sobre los que el asesino antagonista de la historia se ensaña de manera impúdica, convirtiéndose tal suceso en uno de los más absorbentes enigmas de la historia del séptimo arte; la dupla formada por Brad Pitt y su humor negro y Morgan Freeman y su saber estar, se sigue recordando veinte años después del estreno del filme como el mejor ejemplo de compenetración actoral, positivismo interpretativo que se extiende a una sufridora Gwyneth Paltrow y un tenaz Kevin Spacey; la originalidad del argumento, debiéndose valorar en un contexto temporal en el cual no se había explotado el género como lo ha hecho desde entonces hasta la actualidad pese a percibir el título, cuanto menos subjetivamente, como desvirtuadamente sobrevalorado a nivel mundial.
Lo peor: el contenido macabro que rezuman los escenarios de los respectivos crímenes pueden herir seria y gravemente la sensibilidad del espectador, pues los tintes maníacos inundan hasta el más insólito resquicio de la pantalla; el doblaje al español, pese a ser más que decente, implica perderse cientos de matices que solamente pueden percibirse, como sucede en la gran mayoría de obras, en la versión original de la película; la poca determinación conductual y excesiva verborrea a partir del ecuador de la cinta por parte de unos personajes más expectativos que resolutivos, llegando a contradecirse a sí mismos.