Título original: Annabelle creation Año: 2017 Nacionalidad: EEUU Duración: 104 min. Género: Suspense, Terror Director: David Sandberg Guión: Gary Dauberman Reparto: Stephanie Sigman, Talitha Bateman, Lulu Wilson, Anthony Paglia, Miranda Otto, Grace Fulton, Lou Saf, Tayler Buck y Javier Botet
Sinopsis
Varios años después del trágico fallecimiento de su hija, un juguetero y su mujer acogen en su casa a una enfermera y a un grupo de niñas...
Valoración
Lo mejor: el juego de notas (“cerca”, “aquí” y “por favor”, así como “encuéntrame” y “te encontré” por partida doble en diferentes contextos), tan atractivo como la conexión directa (revelada en último término) de la presente cinta con la original a través del oscuro secreto de una familia aparentemente generosa y creyente ocultado hasta que la trama, por su propio desarrollo, lo descubre (“perdóname Padre, porque estoy a punto de pecar”..., sublime advertencia); la muestra de que no hay que subestimar prematuramente (por evidentes que parezcan los indicios) ni defender a ultranza aquello de que “segundas partes nunca fueron buenas” (por desastrosa que fuera la antecesora) ya que, en ocasiones, no es así; el último (hasta la fecha) capítulo del universo Warren brinda sustanciosas revelaciones (como el número uno de cien de la edición limitada a la que pertenece la muñeca como detalle para distinguirla en un futuro y la fotografía en la que aparece la monja de clausura que protagonizará la próxima entrega de la multinombre saga) y alguna que otra novedad (la silla para minusválidos de las escaleras, el espantapájaros del cobertizo, la pistola cuya pelota se recoge con una cuerda...), cobrando lo que no se ve tanta importancia (o incluso, a veces, mucho más) como lo que sí.
Lo peor: la lástima como recurso empático es una máxima muy eficaz pero ruin, pues valerse de una joven en silla de ruedas (para más inri huérfana) como víctima perfecta del mal para generar dicha compasión no es precisamente lícito desde un punto de vista ético; la historia misma, que empieza como nunca (prometiendo novedosas emociones) y termina como siempre (derivando la incerteza en evidencia); la franquicia se revaloriza con esta precuela pero suma nuevos interrogantes a los ya existentes (y no son precisamente pocos las todavía por resolver), aprovechándose del éxito ya logrado sin apenas méritos propios al reutilizarse infinidad de elementos (insidiosas presencias, desvanecedoras mantas, misteriosas huellas, posesivos vómitos, protectores crucifijos, profundos pozos, paranormales levitaciones, disfuncionales elevadores, quebrantables biblias...) para encontrar excusar no proponer un desenlace definitivo, argumentándose que los conductos son infinitos (y, por ende, las películas también) y las principales armas para agitar (o aterrar) deben ser el silencio y la oscuridad (lo habitual en esta tipología de metrajes).
Daniel Espinosa
Feliz día de tu muerte (Christopher Landon, 2017)
Ficha técnica
Título original: Happy death day Año: 2017 Nacionalidad: EEUU Duración: 91 min. Género: Suspense, Terror Director: Christopher Landon Guión: Christopher Landon y Scott Lobdell Reparto: Jessica Rothe, Israel Broussard, Ruby Modine, Rachel Matthews, Charles Aitken, Jason Bayle, Phi Vu, Donna Duplantier, Gigi Erneta, Tenea Intriago, Cariella Smither, Billy Slaughter y Blaine Kern
Sinopsis
Una joven reconstruye el día de su muerte reviviendo los detalles cotidianos con el objetivo de intentar descubrir el rostro de su asesino...
Valoración
Lo mejor: la retorcida mezcla entre Scream y El día de la marmota (de hecho se menciona tributariamente sin escrúpulo alguno), con tintes de Destino final (el filosófico lema de “no se puede burlar a la muerte” es al que se alude aquí también con una pegatina que versa “hoy es el primer día del resto de tu vida”), funciona perfectamente a través de la investigación, por parte de una promiscua y alocada adolescente, al despertar de una resaca (tildada de amnesia colectiva) en aras de descubrir quién pretende asesinarla en su aniversario (concretamente un lunes dieciocho de septiembre) vestido deportivamente, ocultado detrás de la careta de la mascota del equipo de futbol americano de la universidad en la que estudia y armado con un cuchillo; la serie de sucesos que sirven para comprobar cómo todo se repite una y otra vez que permiten a la citada víctima anticiparse a lo ya experimentado (no así a lo cambiante, pues el denominado efecto mariposa modifica el devenir de la fatídica jornada mediante pequeñas permutas que desembocan en un mismo desenlace por más que altere sus pasos); la incógnita de si cada nuevo movimiento es un indicio o simplemente un desconcierto más, una artimaña que acentúa la intención del responsable de aunar paranoia y premoción en un personaje que lucha contrarreloj contra el supuesto destino; la lista de sospechosos, los motivos que se les atribuye y los actos asumidos para descartarlos como autor real se convierten, sin duda, en los compases más divertidos de una cinta que derrocha originalidad e ingenio a raudales.
Lo peor: el pasajero convencionalismo del ecuador abstrae momentáneamente al espectador de una trama que, de tan absorbente que resulta, transcurre como si de escuetos segundos se tratasen; la emisión de flatulencias en cierto restaurante, una grosería sobrante y contraria al exquisito tacto cinematográfico demostrado durante el filme; la falsa moralidad transmitida desentona con la línea genérica de la cinta, la cual transita entre el suspense y el terror magistralmente evolucionando a cada instante sin dejar, a la postre (qué mejor momento para recuperar la célebre “a nadie amarga un dulce” para adelantar que se lleva al extremo), cabos sueltos amén del motivo por el cual la huérfana protagonista goza, con incredulidad al principio y resignación al final, de infinidad de intentos (nueve para ser más exactos tras fallecer apuñalada, ahogada, atropellada, golpeada, incinerada, ahorcada y envenenada en calles, habitaciones, vehículos y hospitales cada vez, eso sí, más débil y con lesiones internas) para identificar a su malhechor y, aprovechando la tesitura, valorar lo que la rodea como nunca antes había hecho (incluso impases para la emotividad hay lugar, en efecto entre tanta imprevisibilidad narrativa).
Daniel Espinosa
The babysitter (McG, 2017)
Ficha técnica
Título original: The babysitter Año: 2017 Nacionalidad: EEUU Duración: 80 min. Género: Comedia, Terror Director: McG Guión: Brian Duffield Reparto: Judah Lewis, Samara Weaving, Robbie Amell, Hana Mae, Bella Thorne, Andrew Bachelor, Doug Haley, Leslie Bibb y Ken Marino
Sinopsis
Un joven resta despierto hasta tarde con la compañía de su niñera...
Valoración
Lo mejor: el carisma del joven (Judah Lewis) es excelso, transmitiendo la curiosidad e inocencia que un chico de doce años infravalorado por sus progenitores (Leslie Bibb y Ken Marino) como el que interpreta atesora, así como las típicas inquietudes que en esas edades imperan como la fobia a las agujas (gripe), la problemática en la vista (miopía), la inexperiencia con las mujeres (virginidad) y la ambigüedad de las palabras (“moñas”); la serie de lapidarias frases que el guionista (Brian Duffield) regala, a través del montaje de un director conocido bajo las escuetas e intrigantes siglas McG (estas constan en hasta dieciséis producciones de lo más variopintas, entre ellas la saga Los ángeles de Charlie y Terminator salvation), al espectador, tales como “en clase no se aprende, para eso está internet” y “es como si Jesús no supiera ir al cielo, solo hay que subir”; la especie de versión gore de Solo en casa en la que se traduce la película a raíz de la recogida de sangre para el ritual satánico que conjura el grupo de adolescentes encabezados por Bee (la niñera en cuestión) con el inestimable sacrificio humano, pretendiendo pactar con el demonio para conseguir lo que cada uno desee sin tan siquiera imaginar que el destino les depara algo bien distinto, suponiendo las muertes (a cada cual más atroz que la anterior mediante la interferencia con cuchillos, arpones, pistolas, trofeos, cohetes, cuerdas, escopetas y coches) un magnífico entretenimiento para el público general y aquellos que ansían lo macabro en particular.
Lo peor: el primer tercio (exactamente veintiocho minutos) es un cúmulo de despropósitos que invita poderosa y apresuradamente al abandono del visionado, sucediéndose precarias analogías (el símil con la prostitución), insoportables identidades (el carácter del vecino), pésimos gestos (el saludo con el índice), selectivas divagaciones (el equipo para salvar el mundo), clásicos doblajes (la recreación frente al proyector) y gratuitos erotismos (el juego de la botella), entre otras lindezas que antaño funcionarían pero hoy en día resultan poco menos que insultantes al abusarse del lenguaje soez y el humor infundado; la figura de la en teoría irresistible cuidadora no está para nada lograda, encarnándola una actriz (Samara Weaving) que poco entusiasma y menos atrae como tal al darla vida de un modo muy efímero y más superficial aun albergando todo lo necesario para que fructificara su labor; la perspectiva subjetiva empleada en cierto momento congratula tanto que se extraña en exceso durante el resto del metraje, siendo por ello un atisbo de lucidez entre tanto convencionalismo camarógrafo (bien ejecutado y mejor aprovechado a medida que avanza la historia).