Título original: Síndrome de Diego
Año: 2021
Nacionalidad: España
Duración: 10 min.
Género: Suspense, Terror
Director: Fercance
Guión: Fercnace
Reparto: Nieves Fernández, I.Arsus y Cris Etxepare
Sinopsis
Una trabajadora social a la cual la han asignado participar en un operativo de desalojo en una vivienda por causas de salud pública descubre que la persona que acumula la basura en el domicilio es su hermano mayor desaparecido hace ya nada menos que veinte años...
Crítica
Lo mejor: la cantidad de conceptos que se tratan en menos de diez minutos es enorme (en palabras de propio autor se trata de un “environmental horror de corte tecno-ocultista” que bebe directamente de clásicos como Suspiria o The matrix), mas la profundidad que se logra al aunarlos en una trama sumamente profunda (en el más amplio sentido del término); la manera en la que se exprime cada matiz audiovisual es sensacional, compaginándose planos de infarto (el uso de la cámara es de órdago) con melodías de ensueño (entendiendo como tal sonido desconcertantes reconvertidos en pistas musicales); el hecho de aparecer en los créditos como participante (colaborador, mecenas y productor asociado), un inmenso orgullo que no resta un ápice de objetividad a la presente reseña sobre un trabajo de corta de duración que implora convertirse en largometraje por el mayúsculo atractivo de una lúgubre e introspectiva idea cuyo guión que se percibe como una ínfima parte de un polarizador todo que promete excesos.
Lo peor: el grado de componente experimental puede perturbar a los menos curtidos en la materia (tanto o más que la claustrofóbica atmósfera que impera), si bien congratulará sobremanera a aquellos que disfruten con este tipo de técnicas de escaso presupuesto pero inmensa implicación (argumental e interpretativamente); la mayor parte de metraje (una poderosa crítica hacia el sistema de control absoluto en el que el ser humano está instaurado) no es apto para estómagos sensibles (por el opresivo corte del vestuario), aunque es un irremediable efecto secundario juzgando las genuinas características de la pieza; el juego de luces y sombras (tanto en sentido figurado como literal) no sorprende tanto como pudiera al mostrarse en exceso en el adelanto oficial (pese a que este difiera del producto final al haberse subsanado con éxito diversos contratiempos como la ausencia forzada de uno de los personajes bordando los restantes sus labores), aconsejándose por ello proceder al visionado completamente virgen.