The invocation of Enver Simaku (Marco Lledó, 2018)
Ficha técnica
Título original: The invocation of Enver Simaku Año: 2018 Nacionalidad: España Duración: 85 min. Género: Suspense, Terror Director: Marco Lledó Guión: Marco Lledó Reparto: Antonio Cruz, Tinka Kurti, Viktor Zhusti, Ferrán Gadea, Margarita Xhepa, Piro Mil, Mehmet Rex, Lulzim Guhelli y Ema Andrea
Sinopsis
Un hombre vuelve al lugar en el que falleció su esposa con el propósito de entender los motivos que la precipitaron a tan fatídico desenlace...
Valoración
Lo mejor: el enorme mérito del autor (aunque parezca incierto debuta detrás de las cámaras en el séptimo arte) a la hora de coger el testigo de un subgénero como el que ocupa (el de las posesiones e invocaciones), venido a menos con el paso de los años (no por la cantidad de producciones que lo aluden sino por la pésima calidad de las mismas), afrontando el reto con tanta firmeza como personalidad para, con registros tan exactos como la hora de inicio del pase de prensa celebrado en la imponente sala cuatro de los renovados Cinemes Verdi de la ciudad barcelonesa, firmar multitud de escenas verdaderamente estremecedoras a base de mucha sugestión y escasa explicitud; la malsana sensación que a uno le invade tras visionar la cinta (podría entenderse como un alegato negativo pero es precisamente lo que se busca), y es que la recreación de los acontecimientos es, a grandes rasgos, sensacional, transmitiendo el elenco las vivencias de sus personajes como propias hasta alcanzar cotas muy próximas a la realidad en la mayoría de compases; el telón de fondo de índole bélica que, partiendo de la clásica confrontación ideológica entre creyentes y escépticos con la consecuente dualidad entre cuerpo y almas, sirve para exponer una sufrida investigación de ciertos hechos acaecidos para dilucidar si deben atribuirse a los ejecutores carnales o a una criatura fantasmagórica proveniente de la mitología albana (“responde al nombre de “Kukuth”), remontándose a un famoso conflicto mesopotámico para contextualizarla debidamente.
Lo peor: el devenir de la trama resulta poco sorprendente (valga mencionar como ejemplo la advertencia introductoria sobre el anonimato de los verdaderos protagonistas por expresa “petición de los supervivientes”, de lo cual se deduce que tendrán lugar varias muertes), y es que el cóctel de algunos elementos (en especial visiones e informes) no termina de cohesionar sólidamente como para trascender más allá del mero entretenimiento, lográndose generar suspense pero no terror; la demora en estrenar la película en salas comerciales (y decidir hacerlo de manera muy limitada) tras exhibirse en multitud de festivales (entre ellos el popular Sitges film festival en su edición de dos mil dieciocho), pudiendo este hecho impacientar hasta el errático punto de no conceder ahora una oportunidad a la propuesta como, de hecho, ha ocurrido con la citada proyección, pues la popular expresión “éramos cuatro gatos” se aplicó tal cual (exactamente esa cantidad corresponsales nos encontrábamos en la proyección); el relato está muy bien documentado aunque no tan gratamente ejecutado (la historia en sí atrae sin remedio pero se pierde el interés a menudo por la lentitud de la que se dota al ritmo narrativo), interviniendo en ello el ansia por presentar un producto multilingüe (a lo largo del metraje tienen se recurre a varios dialectos y ni siquiera el título está en el idioma patrio proviniendo del mismo), dando la impresión de querer desvincularse de los orígenes en aras de un mayor éxito internacional cuando, obviamente, una cosa no conlleva la otra.