Cross road (cortometraje)
(Oliver Gros y Benoit Rimet, 2011)
Un músico ambulante que recibía dinero por tocar en la calle se encuentra un día con la propuesta de Mr.Devil; ésta consigue en proporcionarle fama y fortuna a cambio de que termine esa canción. Tras treinta años Mr.Devil regresa a recoger la melodía pero Tommy, engreído, le pregunta por qué...
¿Qué pasó con los dinosaurios? (cortometraje)
(Mar Delgado y Esaú Dharma, 2011)
¿Por qué desaparecieron los dinosaurios? ¿Construyeron las pirámides los alienígenas? ¿Cuál es la verdad de la evolución? ¿Resucitó Cristo al tercer día?
Inquietante (cortometraje)
(David Hernández y Santi Suárez, 2011)
A Martin le falla el coche, y solamente Hilario parece poder ayudarle...
Refugio 115 (cortometraje)
(Iván Villamel Sánchez, 2011)
Año 1938. La ciudad de Barcelona está siendo bombardeada por la aviación italiana mientras un grupo de ciudadanos permanecen dentro de un refugio antiaéreo, sin hacer caso a las leyendas que hablan de extrañas desapariciones en el Refugio 115. Cuando empiezan los bombardeos más intensos, algo que se oculta en la oscuridad comienza a llevarse a las personas una a una...
Cargols (cortometraje)
(Rafa Besoli, 2010)
Asomados en sus respectivos balcones, dos desconocidos conversan entorno a una canción. La banalidad de su conversación no puede ocultar del todo aquello que, por un momento, quieren dejar encerrado dentro de sus casas.
Never ever open it (cortometraje)
(Damian McCarthy, 2011)
Un vigilante nocturno pasa las horas en el edificio abandonado que tiene que cuidar. Nada parece turbar su tranquilidad, hasta que de pronto escucha un sonido y decide averiguar de dónde proviene; atraviesa los blancos e inacabables pasillos del local buscando el origen de esa pequeña alteración de su micromundo.
A morning stroll (cortometraje)
(Grant Orchard, 2011)
Tres prodigios de estilo, grafismo y técnicas, del minimalismo expresivo al barroquismo digital, narran la historia recurrente, eterna, de un pollo y su paseo matutino.
30 de terror (documental)
(Paco Ruiz, 2011)
Un recorrido por las treinta ediciones del Festival de Cine de Terror de Molins de Rei a través de entrevistas a personas que han formado parte desde su origen en el año 1973, pasando por las diferentes etapas que han llevado al certamen hasta las treinta ediciones celebradas el año pasado.
Frankie (cortometraje)
(David Ballester, 2012)
En una familia rota, la relación entre padre e hijo es difícil pero... ¿y si el hijo es un monstruo?
El lamento del pescador (cortometraje)
(James J.Wilson, 2011)
Un nuevo juego está de moda en Estados Unidos; se trata del bullet-freake, consiste en la formulación de diez preguntas freakes. Un error y te vuelan la cabeza, ¿preparado para jugar?
Splintered (largometraje)
(Simeon Halligan, 2010)
Sophie es una adolescente inquieta obsesionada con cuentos misteriosos acerca de lo inexplicable. Cuando empiezan las matanzas, no puede resistir la necesidad de sacar a la luz la verdad, guiando a sus amigos hacia dentro del bosque en una expedición que se convierte en una espantosa lucha por la supervivencia contra una poderosa y primigenia fuerza empeñada en su destrucción.
Silence (cortometraje)
(Diego Espinosa, 2011)
Una joven que sufre de soledad a raíz de la muerte de sus familiares iniciará una búsqueda por romper su aislamiento, intentando encontrar respuestas a través de sus recuerdos y el contacto de sus seres queridos.
Landpartie (cortometraje)
(Lucas Vossoughi, 2010)
George suele llevar a su familia al campo y disfrutar de agradables fines de semana; sin embargo, esta vez el destino les depara una salida un tanto diferente...
La mina de oro (cortometraje)
(Jacques Bonnavent, 2011)
Betina es una mujer de cincuenta y tantos años que ha estado sola toda su vida; vive en la ciudad y tiene un trabajo monótono. A través de internet conoce a un hombre mayor del que se enamora; le pide matrimonio y ella decide dejar su vida, su trabajo y cruzar el país para encontrarse con él.
Le lac noir (cortometraje)
(Víctor Jaquier, 2011)
Madeleine y Jean han estado juntos desde que Jean la encontrara inconsciente y amnésica en el bosque. Un día, Jean pesca un enorme pez con un niño dormido en su interior; poco a poco, Madeleine va recuperando la memoria...
The yellow ribbon (cortometraje)
(Carlos Marques Marcet, 2011)
En algún lugar del lejano Oeste, en algún momento después de la Guerra Civil, una hermosa y misteriosa mujer llegó al pueblo. El granjero Sam le pidió la mano y Maureen aceptó bajo dos condiciones, que jamás le preguntaría por su pasado y que hiciera lo propio con la cinta amarilla, una cinta que colgaba de su cuello todos los días, mañana y noche.
Dirty friday (cortometraje)
(Adrián Miguel Delgado, 2011)
Un hombre maniático del orden castiga de manera desmesurada a su gato. El dueño comenzará a perder la cordura mientras especula obsesivamente sobre los posibles planes de venganza de la mascota.
CTIN! (cortometraje)
(Cyrille Drevon, 2011)
A medianoche, un hombre se despierta rodeado de extraños hablando en un particular lenguaje en una cena que pronto se les irá de las manos...
Romance (cortometraje)
(Mathiu Handfield, 2010)
Un hombre se desvela a media noche, no puediendo coniliar el sueño por más que lo intenta, y es que su pareja adormece su brazo...
St.Christophorus: Roadkill (cortometraje)
(Gregor Erler, 2010)
Cris, un joven abogado, va de noche en su coche camino de Hamburgo cuando su viaje da un giro inesperado y se ve involucrado en un trágico accidente; un crimen, dos sádicos policías y un brutal soldado son las consecuencias del mismo. El angustiado Chris no tarda en darse cuenta de que su terrorífica noche está lejos de terminar...
Foto (cortometraje)
(Ismael Ferrer, 2011)
A Sandra la han regalado una cámara digital; parece un regalo inofensivo hasta que empieza a revisar las capturas que ha hecho durante la noche...
Kill the Crypt: Episodio 4 (miniserie)
(David González, 2012)
Haciendo honor a los clásicos del género, un serial killer será el encargado de acabar con los Crypts, los miembros del Cryptshow Festival. La acción de la serie arranca pocos minutos antes del festival, mientras la organización del mismo ultima los últimos detalles... pasen y vean, ustedes deciden quién es el siguiente.
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La cuarta jornada del Cryptshow Festival 2012 comienza con una nueva aunque intempestiva propuesta, la proyección del primer bloque de cortometrajes a competición por la mañana dirigida a un público ostensiblemente más joven en cualquier caso; de este modo, Cross road, de Oliver Gros y Benoit Rimet, ha brindado la oportunidad de vivir una historia de malicia productiva, una crítica simpática a la insaciable industria en general, la cual solamente centra sus actos en lograr el máximo beneficio posible de cada negocio; Mar Delgado y Esaú Dharma tratan las cuestiones más diversas y originadoras de dudas existenciales en ¿Qué pasó con los dinosaurios?, una extravagante propuesta que no termina aburriendo pero sí cansando, al producirse multitud de preguntas sin respuesta simpáticamente tratadas pero de forma banal en apenas tres minutos e infundiendo un fallido trato documental al proyecto; el buen amante del thriller verá un certero producto en Inquietante, cortometraje dirigido por la dupla formada por David Hernández y Santi Suárez que representa la desconfianza que la raza humana suele adoptar frente a sus semejantes a pesar de no tener motivos elaborando una eficaz trama a la que su tono infantil (cuanto menos subjetivamente) no ayuda; Refugio 115 se ha convertido en una de las propuestas más interesantes hasta el momento, y es que gozando de una exquisita fotografía, unas actuaciones sobresalientes y una ambientación envidiable, trata el conflicto bélico ocurrido en la Guerra Civil Española a través de los ojos de unos pocos supervivientes, los cuales afrontan la difícil situación refugiados en un bunker subterráneo, padeciendo la guerra parcialmente alejados pero irremediablemente involucrados (como demuestra el desenlace, algo inapropiado al no tratarse que hubiese sido preciso, único punto negativo achacable a la casi perfecta dirección de Iván Villamel Sánchez); Rafa Besoli dirige Cargols, una casual y creíble relación entre dos desconocidos que termina convirtiendo la intrascendencia en destino, curiosa y agradecida forma de plasmar las relaciones poco personales que el ser humano acostumbra a tener en sus quehaceres diarios (lástima que el desarrollo sea tosco y poco perspicaz, porque podría haberse convertido en toda una sorpresa); la más mínima alteración puede derrumbar el perfecto micro mundo que cualquier persona pueda fabricarse, ése parece ser el concepto que Damian McCarthy trata (lenta y objetivamente) en Never ever open it, un reclamo hacia la inapropiada y común curiosidad que, a través de un vigilante nocturno y su tranquilidad suprema en el edificio abandonado que debe cuidar, puede suponer más de un disgusto fácilmente evitable; no es de extrañar que A morning stroll fuese el cortometraje ganador de la última edición del Festival de Sundance, pues el modo de elaborar una historia tan trascendente (empleando el minimalismo más expresivo y el barroquismo digital) resulta tan sobresaliente como la trama misma, ingeniosa y complicada pero sencilla a la vez, extraña contradicción que perdurará eternamente en el paseo matutino del pollo protagonista.
La sesión de la tarde ha arrancado con un personal, profundo y sentimental documental de apenas treinta minutos de duración (muy escaso tiempo pero aprovechado al máximo) dedicado a los treinta años del Festival de Cine de Terror de Molins de Rei, un certamen que se centra exclusivamente en el género de terror (el fantástico, de acción y demás tienen cabida en forma de relatos o pequeñas obras, pero el maratón abarca exclusivamente películas de dicha índole) que ha tenido que adaptarse continuamente desde su creación debido a los cambios políticos, salariales y generacionales, una evolución que plasma a la perfección Paco Ruiz en la obra en cuestión, titulada 30 de terror; en ella el espectador se sumergirá en los inconvenientes (posiblemente ocultos y aparentemente inexistentes desde una perspectiva exterior al evento) que la organización del festival se ha ido encontrando continuamente, solventándolos de la mejor manera hasta dar con la tecla para componer una sinfonía que agrada tanto a crítica como a público, a pesar de estar integrada por películas ya estrenadas comercialmente y no de exclusivo visionado; a lo largo de los años, el festival se ha visto obligado a reducir la duración del popular y característico maratón, pasando de 18 horas (en su creación era así) a 12 horas, estándar que parece haber encajado mejor en la sociedad actual (especialmente en cuanto a gastos se refiere, ya que este hecho se traduce en un ahorro de aproximadamente el 30% del total) y que unido a los espectáculos físicos que proporciona la organización entre proyecciones hacen de éste una cita imperdible para cualquier amante del séptimo arte (además, las cintas sorpresas que en cada temporada se seleccionan suelen ser clásicos de culto, obras de indiscutible calidad y perdida honra que bien merecen ser visionadas de nuevo tanto por los responsables de las mismas como por los actores que en ellas aparecen y los correspondientes directores, en su inmensa mayoría olvidados por completo (es el caso del autor de ¿Quién puede matar a un niño?, Narciso Ibáñez Serrador, quien tres años atrás recogió con enorme orgullo el premio honorífico que se ofrece anualmente a un director de merecedor de él vinculado con el género de terror, el cual aparece en la cinta que nos ocupa y emociona a la par que entristece al comprobar que sigue conservando el sentido del humor a pesar de no ser apreciado apenas por nadie en la actualidad).
Las dos siguientes proyecciones se han centrado en dos cortometrajes fuera de competición, Frankie y El lamento del pescador, de David Ballester y James J.Wilson respectivamente; el primero de ellos, presentado en el método sucesivo de mostración de capturas, narra la historia de una relación paterno filial complicada y diferente, mostrando el director gran imaginación en la puesta en escena pero poca cohesión (aparentemente) de los hechos; el segundo es un claro homenaje a los freaks, aquellas personas marginadas conocedoras de hasta los más mínimos detalles tanto de películas como de series televisivas, un ejercicio mental que transita por las más variopintas producciones en un juego mortal en el que el fallar la respuesta correcta a la pregunta pertinente conlleva un disparo en la cabeza, idea simple y llanamente genial e inteligentemente narrada.
Simeon Halligan ha acudido a El Circol (con mucho secretismo y respaldado por sus dos hijos) directamente desde Gran Bretaña para presentar Splintered, largometraje que se ha mostrado por primera vez en España y que pretende sorprender (con poco éxito) y entretener (en gran parte lo consigue) mediante una puesta en escena oscura, sombría y tenebrosa; David Bowen, Holly Weston, Jace Desay, Jonathan Readwin, Sacha Dhawan y Sadie Pickering interpretan a un intrépido grupo de amigos que, promovidos por la inquietud de una de sus integrantes, se embarcan en la investigación de una criatura (supuestamente semejante a un zorro) que atemoriza la región; tras una breve indagación se toparán con la guarida de dicho ser, que resulta ser mucho más humano de lo esperado, y es que el verdadero responsable de las atrocidades acontecidas en las últimas fechas en el lugar son obra del hermano de éste, un hombre lobo (cutremente caracterizado) sin piedad alguna que logró escapar del recinto en el que permaneció internado de pequeño y desde entonces no cesa en su afán por sembrar el caos; la premisa puede parecer recurrente y típica, y de hecho así es la cinta, pero lo que nadie puede negar es que la virtuosa composición de planos resulta maravillosa, siendo un ejemplo a seguir a pesar de la evidente escasez de recursos que presente, y es que no es preciso (aunque ayuda) disponer de una alta cantidad dineraria para producir un trabajo digno; sin embargo, el punto débil de la película es la obviedad de los acontecimientos, previsibles a la par que aborrecibles, que aunque muy bien estilizados y ubicados dentro de la trama, no consiguen convencer lo más mínimo más allá de resultar indiferentes.
El segundo bloque de cortometrajes a competición de la jornada (primero de la tarde) lo ha iniciado Silence, con el que Diego Espinosa rinde un pequeño homenaje a Edgar Allan Poe representando una de sus célebres citaciones a través de una dramática dualidad de la bien conocida separación entre el cuerpo el alma, una forma física que parece presenciar una realidad (tal vez esa no sea realmente la que acontece) y otra espiritual capaz de viajar en el tiempo y vivir en diferentes lugares al unísono, un extraño concepto que resume la obra en cuestión, en la que tampoco falta la sangre; los apasionados del género zombie disfrutarán enormemente la historia (en primera persona, cámara perfectamente válida y de hecho apasionante) de Landpartie, una clásica pero brutalizada visión del género de los no muertos que indudablemente derroche calidad y demuestra la calidad inhata que Lucas Vossoughi posee, el cual dota de cierto dramatismo y mayor creidibilidad a la misma centrando la impactante trama en una familia unida (al menos en un principio) y aconteciendo todo lo sucedido a partir de un desafortunado incidente con la correa del ventilador del coche, vehículo con el cual se desplaza habitualmente la mencionada familia (es, por lo tanto, una habitualidad que podría convertirse en pesadilla de desembocar en lo que finaliza el trabajo, a pesar de contener un exquisito y abudnante gore y ficticios acontecimientos que evidentemente no tendrían lugar pero sí merecen todo el respeto posible, pues así lo reciben en cintas como 28 días después), integrantes que padecerán un apoteósico (y disfrutable a altos niveles) desarrollo plenamente inmejorable; un excelente y atípico humor mejicano a colmado de satisfacción al respetable, pues de ello sacia La mina de oro, una perversa aunque compensatoria en cuanto a beneficios historia ideada por Jacques Bonnavent que centra su moraleja en la perfecta metodología seguida por parte de una familia para atraer a extraños y apropiarse de todos sus bienes, un método que perfectamente podría darse en la realidad con fines todavía más oscuros; Víctor Jaquier simboliza con Le lac noir el intenso e incluso enfermizo amor materno, un sentimiento tan profundo y arraigado que dificulta su diferenciación con la obsesión, y mucho más si éste tiene lugar en un espléndido mundo ficticio en el que la fauna más bella copa cada sector de envoltura del hogar y un extraño ritual diabólico esconde una terrible verdad, entonces la cosa puede terminar (como de hecho sucede) de trágica manera; el oeste ha sido el inusual aunque vinculante marco elegido por Carlos Marques Marcet para flirtear con la idea de que la curiosidad puede ser el más peligroso de los instintos humanos, y para ello recurre a una enigmática mujer que viste siempre con una cinta amarilla en el cuello (de ahí el título seleccionado, The yellow ribbon), la cual enamora perdidamente a un granjero que debe jurar a ésta no preguntarla nunca por el motivo que propicio ese hecho para que acepte estar con él, aunque como es de esperar en ansia por saber termina por sacar a la luz la explicación, fatal para ambos...
La conducta maniática llevada hasta el extremo ha abierto el tercer bloque del día y segundo de la tarde, la cual la recoge Adrián Miguel Delgado, que con Dirty friday, una propuesta animada de lo más fría, provoca alguna carcajada debido a la radicalidad plasmada pero también indiferencia ante una repetitiva escena que poco interesa más allá de la relación odiosa que mantienen el gato y el amo de éste, ambos únicos protagonistas de la trama; la rareza del día ha sido CTIN!, obra de Cyrille Drevon que merced a su poca transmisión de emociones que conlleva y la escasa riqueza argumental que presenta no supone más que una proyección prescindible, a pesar de atraer altamente al inicio de la misma gracias a unos personajes raros e irreverentes (el inconveniente es que todo el trabajo es prácticamente igual, sucediéndose de igual modo los mismos hechos una y otra vez); la peor verdad de las parejas la refleja Romance, obra que ejemplifica la incómoda situación que se da cuando, a la hora de dormir, uno de los brazos (normalmente el del sexo masculino) queda atrapado debajo del cuerpo de la pareja, hecho tan molesto que insoportable para el cual el protagonista elaborado por Mathiu Handfield ha encontrado solución, aunque pueda que no sea precisamente asequible ni lógica, pero des de luego solventa la dichosa problemática (a la vez que dibuja una sádica sonrisa en el espectador, que terminará por considerar válido tal recurso por descabellado que parezca); maquiavélica, bruta y cierta, éstos son los tres adjetivos más oportunos para definir St.Christophorus: Roadkill, producción de Gregor Erler que refleja la corrupción policial existente de una forma contundente y violenta, intentando sonrojar a todo aquel que pertenezca a dicho cuerpo público y haciendo sentir verdadero dolor (el mismo que el joven abogado protagonista) a lo largo de una terrorífica noche que no se limita únicamente al ensañamiento por parte de dos policías contra éste en su intenta por exculparse de un atropello, sino que afecta moralmente al presenciar un final inimaginable (es, por lo tanto, comprensible que fuera nominado al Mejor Cortometraje de Terror en la pasada edición del Austin Fantastic Fest); el apartado competitivo lo ha cerrado Foto, magnífica propuesta a cargo de Ismael Ferrer, el cual aprovecha todo el poder que infunden las imágenes capturadas por una cámara fotográfica, la cual capta presencias paranormales, para realizar un trabajo muy similar (al igual que las sensaciones de terror e inquietud que despierta) al conseguido por cintas como La Señal o El Grito; por último, el cuarto episodio de Kill the Crypt (cuyo responsable de montaje es David González), micro serie que vuelve centrarse en el chico para todo para hacerlo víctima, una nueva y última vez, del maníaco que asola El Círcol, aunque en el desenlace de la serie comprobamos cómo ha decidió tomar las calles y no limitarse a un espacio cerrado... “qui és el següent?”, de momento no se sabrá, pero sí se podrá contemplar otra vez el trabajo al completo (es decir, las cuatro partes con las respectivas cuatro muertes del chico para todo) en la última jornada del festival, clausura en la que se brindará un sentido homenaje a José Ramón Larraz entregándole el premio oportuno, proyectando su célebre obra Las hijas de Drácula y un documental respecto a su vida (On vampyres and other symptoms).
Daniel Espinosa