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“Regresión”, de Daniel Espinosa para Klowns Horror Fanzine #5
Regresión
10. La cuenta atrás comenzó, como su ya ausente progenitor vaticinara cuando apenas alcanzaba la mayoría de edad en aquel sucio tanatorio.
9. Los cuerpos, mutilados algunos y conservados en formol para su perfecta mantenencia otros, inundaban el piso de protección oficial.
8. La década le valió para labrarse un popular apodo en la sociedad a la que tanto detestaba, “El devoto”, en referencia al caos que involuntaria y progresivamente consiguió sembrar allá por donde fue.
7. El tremendo desconcierto generado no lo logró a raíz de meros actos psicóticos, sino que el temido autor de decenas de asesinatos trataba a sus víctimas con suma delicadeza, pues de hecho su amor era enorme.
6. La parte que meticulosamente seleccionaba para proporcionársela a sus allegados de forma anónima e incrementar así el desconsuelo, aquella más representativa de la persona en particular según su profesión (o afición a falta de la misma), era envuelta atractivamente cual ansiado regalo en fechas señaladas u otras citas celebrables.
5. La agenda personal, que guardaba en su mesita de noche bajo la ropa interior, recogía con todo tipo de detalles los atroces sucesos que desencadenó su particular afición, fundamentada en la obsesión física.
4. Una cita rutinaria al psicólogo al que acudía a modo de distracción le hizo comprender su obsesión, y que ésta la albergaba desde que era pequeño al sufrir una insaciable soledad sin opción de ser suplida.
3. La cita dilucidó asimismo la insana predilección materna que presentaba, pues no contento con observar en silencio cómo practicaba relaciones sexuales mientras se masturbaba, soñaba incidentemente con convertirse en el único al que prestara atención.
2. Un recuerdo le vino a la mente, “yo la maté”, esas fueron las palabras que pronunció su procreador segundos antes de que la policía le disparara tras ser considerado el peligroso asesino de la mujer que yacía junto a sus lamentos en el lúgubre emplazamiento en el que se disponía a descansar en paz, al fin, la sacrificada a manos del egocéntrico apático, siendo el último en quien pensara para siempre.
1. La luz se apagó en el superlativo imaginario y la cruel verdad afloró, una comprensión que terminó para siempre con su enfermizo ser.
0. Al fin iba a formar parte de la colección de organismos que tan buena compañía le había brindado durante su triste existencia, entendiendo al tiempo que lamentaba la premeditada pérdida de sus padres que no es preciso morir para no estar vivo, ni mucho menos...
Daniel Espinosa
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