Título original: The amusement park Año: 1973 Nacionalidad: EEUU Duración: 54 min. Género: Drama, Suspense Director: George Romero Guión: Wally Cook Reparto: Lincoln Maazel, Harry Albacker, Phyllis Casterwiler, Pete Chovan, Marion Cook, Sally Erwin, Michael Gornick y Jack Gottloberer
Sinopsis
Un hombre entrado en años sale de su casa para disfrutar de un día en un parque de atracciones pero antes de que pueda darse cuenta se ve envuelto en una pesadilla de dimensiones que nunca antes padeció...
Valoración
Lo mejor: la concienciación social sobre la vejez en la que se traduce el mediometraje (en ningún caso alcanza la duración de película formal), pareciendo en realidad un reivindicativo en contenido e insolente en formas programa gubernamental al respecto con un reparto compuesto por voluntarios con el capitalismo como trasfondo con sendos speach conclusivo e inaugural del protagonista; la ácida disección de los peores atributos de la humanidad suscita pasión (aclarando de antemano que es una pieza de culta no apta para todos los públicos), despertando multitud de emociones en menos de una hora; el incalculable valor de recuperar semejante material décadas después de su creación (más de cuarenta años desde su filmación original hasta su estreno comercial), resultando un producto cuanto menos curioso cuyo derrumbador mensaje trasciende su época al abordarse cuestiones de rigurosa actualidad sea cual fuere el momento en el que se examine.
Lo peor: la introducción de efectos sonoros para enfatizar ciertos impactos provoca rechazo (asumiendo que dicho recurso se consideraba fundamental tiempo atrás), reproduciéndose a excesivos decibelios sin ningún otro propósito que destacar por encima de la imagen repercutiendo por ende negativamente en ella; la retahíla de metáforas aludidas se antoja redundante (es menester tildarlas así al repetirse de distinta forma pero con idéntico objetivo), en especial las referidas a personas de avanzada edad en relación a las de corta para criticar severamente el aislamiento de las primeras tornándose el mayor castigo sufrible que se llegue a concebir; la inconexión de los acontecimientos plasmados (totalmente nula rehuyendo de abanderar a eruditos e hipócritas que defienden a ultranza la pieza), guardando como único elemento común el esperanzador pero tétrico parque de atracciones en el que acontecen amén de una feroz visión de la vida.