Godzilla: Rey de los monstruos (Michael Dougherty, 2019)
Ficha técnica
Título original: Godzilla: King of the monsters Año: 2019 Nacionalidad: EEUU Duración: 122 min. Género: Acción, Suspense Director: Michael Dougherty Guión: Max Borenstein, Michael Dougherty y Zach Shields Reparto: Millie Brown, Kyle Chandler, Vera Farmiga, Bradley Whitford, Charles Dance, Thomas Middleditch, Sally Hawkins, Aisha Hinds, Ken Watanabe, Randy Havens, Anthony Ramos, Jonathan Howard, Zhang Ziyi, Vince Foster, Oshea Jackson, Marko Cakarssonser y Mitch Craft
Sinopsis
Una corporación gubernamental se enfrenta a un grupo de monstruos...
Valoración
Lo mejor: la feroz crítica social a la raza humana respecto a sus constantes e inconscientes interferencias sobre el orden natural es loable, proponiéndose un profundo e interesante debate que hará reflexionar (y cambiar) a más de uno; la alusión a los seres mitológicos que van cobrando vida (en especial a sus nomenclaturas originales) es una parte de contrastada historia que absorbe toda la atención, mas cuando comienzan a fusionarse con la criptozoología (el término existe de veras aunque parezca mentira) el asunto empieza a perder consistencia; la confrontación final entre los dos grandes (adjetivo nunca mejor traído a colación) protagonistas de la cinta es un espectáculo audiovisual sin precedentes, llegando a provocar de buen seguro el éxtasis entre los acérrimos seguidores a esta clase de obras.
Lo peor: el uso del ordenador es tan desproporcionado que contradice la vertiente realista que se ansía plasmar, llegando a no ser nada creíbles algunas recreaciones digitales (sobre todo las correspondientes a las batallas entre las criaturas mitológicas en cámara lenta); la duración del largometraje se antoja excesiva, pues la historia propiamente dicha apenas abarca la mitad de la misma siendo el resto un cúmulo de situaciones sumamente espectaculares pero también burdamente repetitivas; el sentido del humor del que hacen gala ciertos personajes no tiene la más mínima cabida en un panorama como el relatado y, si bien amenizan la longeva velada (no tiene sentido que se prolongue hasta las dos horas más que par justificar la inversión temporal), dilapidan cualquier atisbo de seriedad argumental.