Ficha técnica
Título original: White noise Año: 2005 Nacionalidad: Canadá Duración: 101 min. Género: Suspense, Terror Director: Geoffrey Sax Guión: Niall Johnson Reparto: Michael Keaton, Deborah Unger, Chandra West, Keegan Connor, Mike Dopud, Micki Maunsell, Suzanne Ristic y Amber Rothwell
Sinopsis
La apacible vida de un arquitecto se rompe en pedazos tras la desaparición de su esposa, ofreciéndole un desconocido al desconsolado viudo la posibilidad de ponerse en contacto con ella...
Valoración
Lo mejor: el planteamiento es tan atrayente que cautivará a propios y extraños para que no abandonen prematuramente el visionado, una decisión que tal vez sea la más inteligente a juzgar por el desenlace que ofrece Geoffrey Sax (hasta ahora responsable de series televisivas con muy buenas críticas, tales como Spitting image, Tipping the velvet, Endeavour y Victoria); la tripartita figura que simboliza la muerte perturbará a más de uno, dependiendo la medida en la que lo haga la edad de cada cual (como la asunción de lo narrado, de hecho); la inquietud con la que se percibe una propuesta primeramente oscura y posteriormente trivial, valiendo la pena destacar los recursos empleados, sencillos pero efectivos a juzgar por los buenos resultados.
Lo peor: la última media hora de metraje resulta tan mediocre que, sin exagerar, invita a pensar que los responsables invirtieron todo el presupuesto tempranamente y descuidaron, sin ningún tipo de miramiento, ya no solo el desenlace sino gran parte del nudo; la pérdida que provoca la serie de fenómenos paranormales se acaba resolviendo de un modo muy primitivo y, lo que es peor, precipitado, recayendo la culpabilidad del acto en alguien que únicamente aparece en pantalla una vez hasta entonces, confundiéndose por ende sutil sorpresa con triste artimaña; la experiencia, en general, no cumple con los cánones de la veracidad asumible desde el propio material promocional (asegurar que se reproducen grabaciones reales cuando se hace en varios idiomas no es nada creíble), si bien la perspicacia comercial vence a la racional, como suele ocurrir muy frecuentemente.