Título original: Verano rojo Año: 2017 Nacionalidad: España Duración: 85 min. Género: Suspense, Terror Director: Carles Jofre Guión: Antonio Payeras y Carles Jofre Reparto: Inés Palmer, Juanan Cruz, Aina Zuazaga, Daniel Salom, Carlos Poyal, Gaspar Alemany, Guiem Juaneda, Dominic Hull, Simón Andreu, Carles Jofre, Francisco Jiménez, Martí Serra, Ino Pol, Ihrlie Serra, Juan Campaner, Baltasar Mir, Miquel Serra y Damien Ramos
Sinopsis
Cuatro jóvenes se van de viaje a Palma de Mallorca para vivir unas vacaciones idílicas, pero cuando exploran parajes inhóspitos, comienzan una odisea que les obligará a luchar por la supervivencia...
Valoración
Lo mejor: el montaje luce tan profesional como muchos otros de mayor presupuesto, confluyendo excelentes efectos visuales (la prometida brutalidad de buen seguro congratulará al espectador más exigente si acepta su fantasiosa ejecución, por ejemplo, cuando cierto cazador alcanza a su presa a decenas de metros de distancia con una escopeta, algo físicamente inverosímil) y de sonido (la selección de temas musicales es muy básica pero más efectiva) en este sentido tributo a La matanza de Texas (bebe directamente del clásico en cuestión recogiéndose elementos perfecta e inmediatamente reconocibles como la familia disfuncional, con patriarca discapacitado incluido, y la suculenta cena, por no citar el antifaz del enmascarado) con tintes de Los renegados del diablo (por sus locuaces discursos)y Hostel (por su torturador contenido); la secuencia de la panadería del pueblo fantasma (en especial el momento del baño con determinado comportamiento acosador), la primera de muchas localizaciones minimalistas que infunden tremendo respeto y lograda tensión para conformar un producto algo denso en su desarrollo pero muy aconsejable a la postre por las ideas planteadas, y más atendiendo a las características del mismo; la incalculable satisfacción (y emoción) de aparecer en los créditos finales al haber colaborado activamente durante el proceso de recaudación dineraria a través de una campaña de financiación en la plataforma Verkami para terminar la postproducción, lográndose finalmente un montante superior a siete mil euros gracias a las aportaciones de más de ciento setenta mecenas.
Lo peor: la presentación de los personajes es mínima, por lo que empatizar con alguno de ellos es prácticamente imposible, tanto como entender la asombrosa facilidad de propios y extraños para dejar inconsciente al prójimo o la decisión de huir en línea recta con calzado poco adecuado con el enemigo literalmente detrás conduciendo un coche; el nivel interpretativo es muy dispar, pues mientras que la labor de los actores más jóvenes no trasciende más allá de uno puramente principiante (no logran infundir la credibilidad que debieran, sobre todo cuando el malhechor con careta de gorrino empieza a sembrar el pánico entre ellos al tiempo que estos profieren triviales profecías como “vamos a o morir”) la de los veteranos maravilla sobremanera (consiguen horrorizar con lapidarias frases como “si llegas tarde a la película te jodes”); la calenturienta relación entre dos de los cuatro turistas (y, en general, el tono del metraje) resulta recurrente e innecesaria, suponiendo una pobre aportación argumental entre muchas reseñables (la insólita redefinición de la indicación geográfica de los productos mallorquines es digna de mención, al igual que la estratégica ocurrencia que el antagonista emplea para captar la atención de los incautos forasteros y tratar de evitarla en la vida real).