Turbo kid
(Anouk Whissell, François Simard y Yoann Whissell, 2015)
Ficha técnica
Título original: Turbo kid
Año: 2015
Nacionalidad: Canadá
Duración: 88 min.
Género: Acción, Ciencia ficción
Director: Anouk Whissell, François Simard y Yoann Whissell
Guión:Anouk Whissell, François Simard y Yoann Whissell
Reparto: Munro Chambers, Laurence Leboeuf, Michael Ironside, Edwin Wright, Aaron Jeffery, Romano Orzari, Orphee Ladouceur, Steeve Leonard, Evan Manoukian, Ives Corb, Anouk Whiss y François Simard
Sinopsis
Un solitario huérfano apasionado de los cómics que saquea en los territorios baldíos para permanecer con vida de encuentra con una misteriosa chica que lo obligará a enfrentarse a sus peores temores...
Valoración
Lo mejor: la inmensa nostalgia que la cinta suscitará a los amantes del mejor cine de los ochenta debido a la sucesión de efectos especiales de notable calidad disfrazados de serie b, próximos al gore más desenfrenado; el caótico universo propuesto a seis manos, tanto detrás de las cámaras como de los folios, por la tríada direccional y guionista a partir de un cortometraje, englobado dentro de la antología de terror The abc’s of Death, aprovechando la excelente acogida de la que gozó el mismo; la ironía, muy próxima a la crítica social, que se desprende de un buen número de secuencias y detalles, sin ir más lejos el hecho de que la historia se sitúe temporalmente en un futuro ya pasado a día de hoy en el que el exterminio de la civilización tal y como se entiende pacíficamente desapareció a causa de una devastador torrente ácido.
Lo peor: la sensación de no haberse exprimido al máximo el potencial que la película alberga en su más primitiva esencia, en especial en cuanto a artilugios propios de la época recreada se refiere; el sinsentido de una historia absorbente en la que las ideas disparatadas, algunas de ellas con cierto fundamento científico como la extractora de agua corporal previa trituración licuadora, tienen cabida solamente como antesala de exageradas dosis de sangre, llegando a inundar cada milímetro de la pantalla al más puro estilo Kick-Ass; el desaprovechamiento del joven protagonista, una especie de Mario Casas con carisma y talento (sin ánimo de ofender a aquellos que idolatran al actor patrio pese a sus pésimas dotes interpretativas), en ciertos impases de la trama en virtud de un vomitivo sentimentalismo.