Título original: The windmill massacre
Año: 2016
Nacionalidad: Holanda
Duración: 82 min.
Género: Suspense, Terror
Director:Nick Jongerius
Guión: Chris Mitchell, Nick Jongerius y Suzy Quid
Reparto: Noah Taylor, Patrick Baladi, Charlotte Beaumont, Ben Batt, Tanroh Ishida, Fiona Hampton, Adam Thomas, Kenan Raven y Bart Klever
Sinopsis
Una joven viaja de Australia a Ámsterdam huyendo de su pasado, pero la fuga la lleva a un autobús de turistas que, tras estropearse, se ven obligados a refugiarse en una destartalada morada habitada por un devoto del diablo que, años atrás, se dedicaba a recolectar huesos.
Valoración
Lo mejor: la serie de datos que se brinda acerca de los molinos como los tipos que existen (los que convierten la materia prima en productos consumibles, los propulsados por agua y los que hacen lo propio por martillo, a los que cabe añadir un cuarto propuesto, los movidos por sangre humana), gracias a los cuales uno puede culturizarse un poco al respecto; el fuego, más allá de ser un elemento purificador, ilumina la acción dotándola de cierto encanto, sin duda necesario atendiendo al triste devenir de una película que bebe del género de terror sin aprovechar ninguno de sus innumerables beneficios inspirativos más que los propios de la seria zeta, es decir, aquella cuyos precarios efectos originan crueles carcajadas en lugar de horripilantes temores, sucediéndose hechos, a cada cual más bochornoso, que de tan decadentes terminan por agradar tímidamente; la plasmación de la cita de Martin Buber, “todos los viajes contienen destinos secretos que el viajero desconoce”, como premonición dedicada a la protagonista y reflexión artística, contrarrestando en cierto modo la falta de ingenio de un director que opta por subestimar al espectador sin miramiento alguno.
Lo peor: el comienzo, desestabilizador y desesperante al abundar rostros sin conexión entre ellos, con situaciones dispares y poco interesantes, a excepción de un nexo en común ciertamente forzado como destino convergente, el de la pasión por aceñas y su inestimable aportación histórica, estructuras que cobrarán gran relevancia a posteriori sin encandilar como se pretende cuando el mencionado grupo es asediado por un psicópata de leyenda aparecido de la nada que los ajusticia por sus respectivos pecados, alimentándose de sus tormentosos recuerdos y siguiendo el patrón de asesinatos preestablecido de la temática en la que se integra la producción solamente eludible por medio de un remordimiento real; la poca consistencia y menor resistencia de las personalidades reunidas en un viaje hacia el conocimiento cuya primera y última parada es, por desgracia, el aburrimiento de lo más absurdo; el trabajo como pilar destructor de todo seno familiar si cobra tal importancia que el cuidado de sus integrantes se deja en un segundo plano, no por la idea misma sino por la representación de ella en una de las subtramas, desarrollada con mucha desidia como mera excusa.