Título original: Night fare
Año: 2015
Nacionalidad: Francia
Duración: 75 min.
Género: Acción, Suspense
Director:Julien Seri
Guión: Cyril Ferment, Julien Seri y Pascal Sid
Reparto: Jonathan Howard, Jonathan Demurger y Zakariya Gouram
Sinopsis
Dos amigos son acosados por un taxista al que tratan de engañar...
Valoración
Lo mejor: el rudo psicópata, muy en sintonía con el de Nunca juegues con extraños, cuya explícita ferocidad, en unas ocasiones premeditadamente selectiva y en otras impulsivamente espontánea, e insaciable enfurecimiento, ya sea conduciendo, agarrando, desdentando, golpeando, desarmando, cercenando, allanando, arrojando, disparando, electrificando, secuestrando y, en definitiva, ajusticiando cual Terminator o Robocop de carne y hueso de la era moderna, logran convertirlo en una perenne intimidación punitiva, sin pronunciar vocablo alguno en ese rol a excepción de su lema y solamente hablando en la magnífica fábula explicativa de la reclusión para expirar los pecados más impíos mediante una obligada reclusión que proporciona una tardía conclusión que desmerece el erróneo planteamiento expositivo; el letrero con la advertencia “no hay plazos que no se cumplan ni deudas que no se paguen” sito en la parte trasera del vehículo guardado con sumo cuidado en un garaje para cuando deba emplearse como transporte castigador con matrícula “667 AS 75”, premonitorio preludio y anuncio de lo que depara a quien va a ser purgado; la eterna persecución a la que da lugar un burdo intento de fraude, con el ocurrente añadido de seguir en marcha el contante a abonar, pese a que en determinados compases las coincidencias redunden en paradójicas e indefendibles omnipresencias.
Lo peor: la procurada distorsión de la realidad mediante altercados, agresiones, alcohol, drogas y fiestas no hace sino pensar que los nada menos que tres guionistas debieron fantasear mentalmente y desinhibirse escrituralmente en exceso a la hora de confeccionar el texto, pues se percibe tan limitada como la química presente entre los integrantes del triángulo amoroso que protagonizada la trama principal; el trasfondo mafioso, con arrogancia y corrupción policial, resulta más cómico que moral en un pésimo intento de emular la tensión de El diablo sobre ruedas en su versión de extrarradio; el recurso, ordinario e inútil, de plasmar en la pantalla a través de ventanas emergentes las sucesivas comunicaciones por la aplicación de “Whatsapp”o el asistente de “GPS”.