Título original: Cure
Año: 1997
Nacionalidad: Japón
Duración: 110 min.
Género: Suspense, Terror
Director: Kiyoshi Kurosawa
Guión: Kiyoshi Kurosawa
Reparto: Koji Yakusho, Masato Hagiwara, Tsuyoshi Ujiki, Anna Nakagawa, Yoriko Douguchi, Yukijiro Hotaru, Denden y Ren Osugi
Sinopsis
Un policía investiga unos asesinatos en los que las víctimas aparecen con una herida de arma blanca y los culpables son personas totalmente normales sin ningún motivo aparente para haber cometido el crimen.
Valoración
Lo mejor: la filosófica simbología que reside tras la inmensa mayoría de las escenas, algunas de ellas verdaderamente angustiantes e impactantes al suponer la consecuencia de la impulsiva serenidad que promueve a aquellos persuadidos por un maestro de la manipulación que emplea múltiples elementos para implantar un odio diversiforme en ellos; la respuesta japonesa a propuestas como Seven y, atemporalmente, Orígen, no pudo tener mejor maestro de ceremonias, un Kiyoshi Kurosawa que no escatima en tecnicismos visuales para dejar al espectador estupefacto en más de una ocasión; el ritmo, sin llegar a ser frenético, es mucho mejor que el habitual en cintas de semejante procedencia; el magnetismo de Masato Hagiwara como conscientemente desmemoriado antagonista, un antiguo estudiante de psicología que induce a la gente a asesinar a través de la sugestión hipnótica como ciencia oscura para que maten a sus víctimas acuchillándolas brutalmente desde la garganta hasta el pecho, no guardando relación aparente entre sí dichos autores ni ninguna clase de trauma que pudiera transformarse repentinamente en patología patente.
Lo peor: la inexpresividad nipona vuelve a resultar tan desesperante como el modo de operar de la mente pensante en la sombra de los actos criminológicos que se plasman, pues para intuir el padecimiento de determinados personajes se debe llevar a cabo un importante ejercicio imaginativo y, lo que es peor, si se dan muestras sentimentales son exageradas; la complicada tarea que supone diferenciar a los actores, especialmente los masculinos, a lo largo de una trama en la que no intervienen precisamente pocos, pese a que muchos no gocen apenas de repercusión en el ambiguo e incierto desenlace; la enrevesada intríngulis, sustancialmente trascendental en relación a la raza humana y sus motivos existenciales, que la historia propone, cuyo complicado argumento solicita un segundo visionado para comprender algo más lo poco que tras la primera proyección se capta, lográndose captar en dicha repetición que detalles como la secadora que se enciende automáticamente sin accionarla y la severa desorientación de la mujer del protagonista no son los únicos interrelacionadas, ni mucho menos.